lunes, 11 de enero de 2016

ANGÉLICA HOYOS GUZMÁN




Fiebre de sentir
                                (En una ruta hacia Lisboa pensando en Fernando Pessoa)



Hay en el cielo más galaxias de las que pudieras contar. Ya lo sabías, porque viniste a verme aunque yo sé que ya te habías ido. Lo sabías cierto en el idioma y en la incredulidad del paisaje, incierto. Me viste pasar por tu Galaxia y supiste que era yo, esperando el bus que me llevaría a Lisboa, no la tuya, no tu lengua, ni la lengua del poeta que quería cambiar el mundo con una hoja de hierba, sino esta que  los  hombres y mujeres gloriosos van dejando cuando sienten la calle pesada, el ritmo les quita más sentir que pensar y los hace caer de la cuerda.
Tú que sabías estar en nosotros y nosotros en ti, que sabías también que la perfección era un decir, que conocías el camino del centro hacia la cabeza y el camino de regreso de todos nosotros, fuiste más que esos pocos que pudiste ser, y ¡qué bueno! Ahora también fuiste yo, y te sentí triste y feliz al mismo tiempo, cuando te busqué me aligeraste el rocío de los ojos. He dicho que he sentido, pensado, que estabas aquí entre mis letras, como estuviste en todos tus visitantes. Te enteraste muy bien que las estrellas y el destino es más complejo que  los  nueve planetas, que hay más elementos de  los  que podemos mencionar, pues solo estando, infinito y único, pudiste saber el punto exacto en el horizonte donde se levantaba matemáticamente la supernova de cualquiera que es nadie, como yo, en esta vía láctea en donde me quemo.




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