miércoles, 13 de enero de 2016

ARMANDO ROMERO



  
Las dos palabras



Un Monte es un Monje parado sobre su cabeza.
Un Monje es un Monte sentado sobre sus pies.

Monte y Monje
son la misma cosa.

El Monte con su cabellera de fuente de lodo.
El Monje como un siluro dando coletazos al aire.
No hay un Monte que no haya cabalgado sobre un
            Monje.
No hay un Monje que no haya arrancado de raíces un
            Monte.

Los Monjes se dan silvestres.
Oran como relojes de péndulo,
a garrotazos.
Silvosos como una misa en la calle pelada.

Un Monte que grita
es un Monte que calla.

El Monje corta el Monte con una cuchilla.
El Monte desgarra el Monje con un serrucho.

Hay que hablar bien para que todo quede claro.




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