Historia
Al
pronunciarte te toco.
Toco
tu cuerpo, tu nombre, tu imagen,
toco
tu inexistencia en la mente de millones.
Cuán
poderosa es la voz,
cuánto
poder puede encapsularse en las palabras,
cuántas
mentes citadas.
Porque
cuando digo
hombre
se
desprenden de los cuerpos
millones
de representaciones simbólicas,
millones
de hombres dismorfes
que
se aglutinan en mis labios,
en mi
lengua que se contrae y relaja.
Y
cuando digo corazón
secuestro
a los corazones del mundo
entre
mis manos imaginarias
los
aprieto, los junto y
creo
un corazón con miles de latidos,
un
corazón arrítmico
condenado
a una vida de muertes espontáneas
y
resucitaciones súbitas.
Y
cuando nuestras palabras sean erráticas o inconclusas
excitaremos
símbolos quiméricos,
de
ojos inacabados, de pies mutilados por nuestra lengua
destrozados
por nuestras dentelladas silentes.
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