Lágrimas
“En el juicio final
sólo se
pesarán las
lágrimas”
Cioran
Conozco
las lágrimas.
Sé de
las lágrimas.
Un
negro rocío cuyo sabor perdido
de
nuevo encuentro.
He
llorado de noche, a la orilla del mar,
oprimido
por el dardo de la belleza…
Sollozado
lágrimas por alguna espantosa verdad,
secretamente.
Serio como la muerte.
Donde
no hay nada para engañar.
O
desde lo alto de los tejados, donde
todos
pudieran verme.
He
llorado bajito, bajo, así de afligido
—medio-triste
medio-enfermo—
por
los nobles árboles desarraigados
viejos
y negros…
Porque
la mañana y la noche vienen otra vez
¡y
siempre otra vez!
y una
vez más, en inextinguible y eterno infierno.
¡He
vivido cargado de lágrimas!
Han
brotado mis lágrimas
en
algún estupor de vino y silencio…
He
llorado cubierto por mi sudor de sangre
en mi
Huerto-de-los-Olivos. Herida el alma
en la
despedida más breve.
Compartido
anónimos ruidos de lágrimas
en
que prevalece, la secreta tristeza del mundo.
Y
sorbido la lágrima desde un párpado…
Una gota
sola que cae, con impulso tierno
como
el de la rota cuerda de un arpa.
¡He
llorado! ¡Llorado de amor y añoranza!
De
vergüenza y orgullo. ¡De puro anhelo!
Lágrimas
de vida y de muerte,
me
han hecho verter una serie de pequeños hechos.
Buenardo
ResponderEliminar