martes, 5 de enero de 2016

HANNAH ESCOBAR




Elegía funeral a una joven dormida



Rilke ha muerto
Orfeo ha abierto los ojos y tiene sed
El cuerpo de una joven blanca reposa sobre mi cama
Rodeada de flores, parece el otoño.

Le he preguntado a mi madre si habrá de quedarse mucho
A dormir,
Mi madre ha dicho que debemos preparar la mortaja.

He entrado  a hurtadillas a mirarla
A hurtadillas como un ángel pequeño
Con el ardor de la infancia en el corazón
Con el brillo de la infancia en los ojos
Con la impaciencia de la infancia en las manos.

Le he preguntado a mi padre si la conoce
Su nombre, un nombre,
Mi padre ha guardado silencio.

Afuera las flores,
El olor a jazmín era insoportable.






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