martes, 5 de enero de 2016

MIGUEL FLORIANO TRASEIRA



  
Prometimos no contarlo



Entonces, tú me cogías la mano
en los tramos que así lo requerían:
reprimidos
depósitos de arena, o alguna valla
que lograba complicarnos el acceso
a una mágica meseta, que solo
tú conocías para mí. No más
que azarosas excusas para ser
tú mucho más abuelo y yo más nieto.

Mientras caminábamos, la tierra
era poco más que un juguete
posado ante mis ojos cautivados.

Monarcas ya tú y yo
del terreno y el paisaje, pudimos
descansar muchas veces, regalando
nuestros ecos peregrinos, nuestras voces
que viajaban también entrelazadas
por misteriosos páramos del aire;
y aguardábamos entonces, risueños
e impacientes, sentados en la hierba,
un viento que de nuevo
las trajera de vuelta, sorprendiéndonos
bajo el perfecto sol de una sonrisa.

Recuerdo que solía
cansarme siempre antes que tú, abuelo.

Y recuerdo también aquella mañana
en la estación de Trubia, en la que, por entrar
yo muy pronto al tren, se cerró
la puerta y me quedé
solo dentro, huérfano del pánico,
mientras tú aporreabas el cristal nerviosamente,
inexperto ante mis jóvenes lágrimas.

Aunque luego, después
del abrazo grandullón, nos reímos
en silencio, y prometimos no contarlo.

Sin nosotros, jamás
pudo ser nada; nada el amor
ni la aventura.

Hoy, algo cansado
aunque tenaz, recibo la noticia de tu muerte
y vuelvo a conocer a la tristeza, otra tristeza
insólita y violenta para mí, torpe novato
en los caprichos del destino.

Como aquella remota mañana,
hoy un cristal
celoso y miserable se alza entre nosotros,
agrieta el silencio y me encoge
sin piedad el corazón. Vuelvo a llorar
lo mismo que aquel día.

Pero esta vez podré sin duda prometerte
que no se acabará, que nunca
se apagará este abrazo, pues lo dejo
aquí, bordado entre estos versos, protegido.

Y vuelvo a verte inquieto, llamándome
tras el cristal, y sonrío, y nos recuerdo

en cada instante feliz, y maldigo, y sangro,
y le arranco los ojos a la muerte.


De: Tratado de identidad



No hay comentarios:

Publicar un comentario