viernes, 28 de octubre de 2016

LORE MÉNDEZ




La sortija



A veces me toca rifar
mis pensamientos
al aire

me resisto
desespero
me resigno

mi infancia quedó
reducida en un punto
sobre un caballo
que ya no galopará jamás.

Oigo lejos la gritería de todos mis adultos,
el viral exitismo que se infiltra
y se instala cómodamente
en el crujir de mis vértebras:

«dale que vos podés»

obediente intento alcanzar
con el manotazo de ahogado
algo de la ilusión que veo derretirse
en la manos de alguien,
pero las horas reales
se escurren entre la arena de un reloj que,
con justicia,
se prepara a colapsar.

*

Mi esgrima se acaba con la última luz
del fui creciendo
justo cuando empezaba a disfrutar
del giro,
de la vuelta.

De lágrimas enjugada y
con los brazos  en punto muerto
cedo mi lugar en el juego
a los bisoños condenados
que me siguen detrás.



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