viernes, 28 de octubre de 2016

RICARDO RUBIO

  


De rodillas el hombre



Visitado largamente por vampiros,
por navegantes del sueño;
deteriorado por una generosidad
que no antecede la dicha,
cedo a otro lo que queda de un interior gentilicio.
Regalo mis pertinaces ausencias
de los lugares que debí,
mis íntimos enredos con el amor y el amor mismo
y mis juguetes preferidos
latiendo intactos en un origen lejano.
Los regalo como largas caminatas que no acaban,
los regalo al misterioso destino del ocio
y odiando fervientemente la nada.
En la noche brilla el agua
que mi madre junta en cada lluvia
para mezclar con la pintura de esta casa.


No hay comentarios:

Publicar un comentario