viernes, 28 de octubre de 2016

MARISOL VERA GUERRA




Vestigios

Atrás está la mujer de sal,
permitiré que me desbarate su sombra.

Luisa Isabel García Meriño



Otras mujeres me acarician
cuando recojo cáscaras de nueces
en la calle –un lugar
al que no pertenecen luz ni tiempo–,
¿qué mano ha estrujado su blandura de fruta?
Así me miro, yo, mapa de cicatrices
que traza el mediodía
mientras besa una muchacha mi cuerpo
a la intemperie: uva madura
que derramó su azúcar en mi boca.

Otras mujeres como lobas, como chacalas y perras
escarban mi entraña,
semilla de árboles perennes
que me visten de cortezas.
Aún me arropa la raíz de un pubis
donde crecían las yerbas, los malos pensamientos,
las traiciones. No fui nunca
hija predilecta de la noche,
fui en cambio la más amada por sátiros
y ninfas; la más pequeña de las Furias,
el último verso estampado en ruinas. 



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