Grito otoñal
Caen
como destellos estos rayos de luz sin calor, vienen de improvisto y sin nada de
abrigo.
El gris
se aproxima y absorbe a estos rayos despavoridos.
Caen
como truenos los gritos de otoño en la ciudad.
Salen
por las gargantas temblorosas; entre vapores y temblores, estos gritos de
otoño.
Esos
gritos sordos, esos gritos sin escucha.
¡Vienen
los vientos!
Vuelan
por los aires pétalos de rosas, arrancados de sus manos temblorosas, sus tallos
sufren, se doblan ¡resisten! y dan alaridos ante cada grito de otoño que viene
doblando en la esquina, atravesando los jardines. Arrancando pétalos,
lanzándolos por los aires sin control.
¿Dónde
caerán?
Se
estrellarán contra el pavimento o caerán en un suave colchón de hojas secas desprendidas
por el viento, calmando el dolor de esos pétalos histéricos en suave y
vertiginosa caída.
¿Dónde
estarán?
Esos
pétalos perdidos temblando de frío.
Los
gritos de otoño vienen como vientos enfurecidos arrancándolo todo o
¿limpiándolo
todo?
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