Donde duermen las orugas
Amemos
nuestros cuerpos primero,
porque
son finitos y el tiempo los pudre,
ya
habrá eternidad para el alma
y
comprobar que existe.
Deja al
eseyer librar su batalla
contra
los fantasmas de mi pasado,
deja al
eseyer encontrar el nirvana
en la
divina proporción de tu cuerpo.
Que
nunca crezca la distancia
donde nacen
descargas eléctricas,
que
nunca las orugas se queden durmiendo
donde
juegan como niños mis dedos.
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