sábado, 23 de septiembre de 2017

RUBÉN VÁZQUEZ CHAROLET




Donde duermen las orugas


Amemos nuestros cuerpos primero,
porque son finitos y el tiempo los pudre,
ya habrá eternidad para el alma
y comprobar que existe.

Deja al eseyer librar su batalla
contra los fantasmas de mi pasado,
deja al eseyer encontrar el nirvana
en la divina proporción de tu cuerpo.

Que nunca crezca la distancia
donde nacen descargas eléctricas,
que nunca las orugas se queden durmiendo
donde juegan como niños mis dedos.





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