martes, 21 de noviembre de 2017

MANUEL IRIS




Homeless



También es nieve la que cae
en el muñón del limosnero, en la vacía
cuenca de su ojo.

Opaca, desdentada blancura
a la mitad del rostro
va burlando
el rostro de la nieve.

Desde su aliento
el cuerpo encima del muñón
rehace una guerra en un lugar distinto
en que jamás se ha visto una blancura
más quemante que la flama de napalm.

No sé si el hombre ha sido un homicida.

En su muñón, en el vacío del ojo
se ha atorado inútil, fría
la belleza.



De: “Nueva nieve”

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