martes, 21 de noviembre de 2017

MARIANA BERNÁRDEZ





Crecí en la cifra de un nido
Y toqué una y otra vez
el filo del acantilado
cuando el chillido del águila
era profecía del desplome

Parece que en el cielo
se derrumba
lo que en la tierra
se cree un para siempre

¿y el alma?
¿será esa vida que no cesa?

Durante el alud
el azote seco bastaba
para borrar todo sosiego
de las aguas abisales
que alguna vez acusaron
el gozo de su alumbramiento.




No hay comentarios:

Publicar un comentario