jueves, 30 de noviembre de 2017

MIJAIL LAMAS




Fundación de la casa



XVI

Hay días en que te dejo ir sola por la calle,
para ver que a tu paso el mundo no protesta.
Me gusta constatar que mi mirada
no es la única que brinda su homenaje
a tu lujoso andar desmañanado.
Observo que, muy cerca,
va alguno caminando que ahora te desea
en esa seriedad en que te envuelves.
Y tus pequeños pies no se apresuran
porque no has visto en tu reloj la hora.
Con impaciencia cruzas
el aire enrarecido
de la estación del metro.
Te sigo, duplicando mis esfuerzos
porque te has percatado
que, como siempre pasa,
se te ha hecho un poco tarde.
Te vas apresurando,
yo te sigo muy cerca.
Pero me gustaría
poder captar de ti todos los ángulos.
Como ahora que ya miro tu ademán de disgusto
por un sucio piropo
que te ha soltado algún desconocido.
Pero te sobrepones con firmeza.
Tal vez tan sólo pienses
que yo tendría que estar siempre a tu lado.
Pero de nuevo ocurre:
La gente se interpone entre nosotros.

Ya  n o  p u e d o   a l c a n z a r t e.

Ahora irás sentada
si hubo un poco de suerte
en el asiento de un vagón muy lleno.

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