martes, 12 de diciembre de 2017

LURIEL LAVISTA





Invierno



Ya solo inerte en la flaqueza acordonada
en sal de ardor
sin ningún filo de arena,
espuma a tope solidificándose,
ya todo el asunto ha pasado
en la sinfonía desconcertante.

Atiza el cigarrillo.

De este lado, el invierno
hace sudar y quita el aliento
es semejante al insecto
que pudo nacer en toda la conmoción
y lleva por nombre el nuestro.

Apenas te arroje la hora inexorable
ven de este lado
tendré los ojos puestos en no caminar,
para que nada me moleste
abriré la atrancada mirilla
y dejare que pase todo ese aire cancerígeno,
no te haré esperar.

Aquí hay de todo
un error propuesto a esclarecerse,
una dieta de costosa manufactura
fría y donada por el gran accidente de la suerte,
la mayoría de las películas en blanco y negro
que pude traerme cuando me caí en el hospicio,
recién acabo de sacar los muebles
ocupaban mucho espacio como para verlos diariamente,
sabanas que están sin arrugar
que se secan mientras llegas.

Evoquemos la dicha
sin discutir los mismos rasgos del dominio,
entre la cubierta de nuestros labios
y tu corazón afligido
que sigue el consejo de la total indiferencia.



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