Arizona
Es el
desierto la forma más inexplicable de la angustia
que
reposa en la indiferente luz
de la
rubia estudiante que platica en las mesas
con las
piernas cruzadas sobre la silla
los
lentes invertidos y el café en su desechable vaso
que
vive sin el glamour de la lejana taza del amargo
Esto es
permanecer en la cuenta indestructible tarde a tarde
en el
pensar en la familia en México lejana
en el
padre que envejece y en la madre que se ilusiona
a cada
llamada del hijo que desde la aridez de la zona donde pernocta el día
la
noche no marca la diferencia de la espera
en la
espera interminable
Angustiémonos
al amanecer
para
ser la manda que el trabajo imperturbable nos induce
para
dejar de lado las premisas que nos inquieren
en la
soledad perenne en que el trabajador vive al otro lado
el
fotón exacto que parece flotar en el calor del que todo mundo escapa
la
facilidad de prenderse en el refugio, de desaprehenderse, evacuar el cuerpo
y la
mente para huir del dolor de pecho, provocado por la intensidad de la jornada
donde
la salud no tiene espacio para ser, pues más importante es la moneda
que la
necesidad de permanecer silencioso en tantos amarillos
regocijándose
sobre la avenida de autos glorificándose en su petróleo
en la
oportuna manera de exfoliar la naturaleza circundante.
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