Un pueblo
Tradiciones
de enanos que se creen gigantes.
Topos
enmarañados de raíces.
Mapaches
ostentando la corona y serpientes vestidas
/para
fiesta.
Quién
no quisiera levantar la mano
y bajar
el telón de esta triste comedia.
Allá en
la casa rosa vive un viejito de quinientos
/años
que
sabe todas las canciones de tortura.
Al
fuego con él.
Allá en
la casa verde
vive
una anciana que se sabe
todos
los puntos de costura.
Al
fuego con ella.
Ahí
está la escuela orgullo de pueblo de iletrados.
Al
fuego con ella.
Y allí
está el ayuntamiento corral para ganado de
/engorda.
Al fuego
con él.
Ahí la
biblioteca con un y cien libros que nadie lee.
Al
fuego con ella.
Y ahí
los museos que brillan por vacíos en las
/conciencias.
Al
fuego con ellos.
Y al
fuego con todas las lágrimas de hipócritas
señoritas
casaderas
al
fuego la cara de los galanes vetustos
que
dicen estar a la última moda.
Pero
vea, allá está el monumento de nuestro héroe
/inventado.
Al
fuego con él.
Ahí
nuestra iglesia que saca del aire beatas.
Al
fuego con ella.
Ahí
nuestra casa de cultura pobre elefante rosa.
Al
fuego con ella.
Ahí van
nuestros indígenas.
Al
fuego con ellos.
Y allí
nuestras mejores familias.
Al
fuego con ellas.
Ahí
nuestro mercado típico.
Al
fuego también.
Y al
fuego con todas las palabras huecas de nuestros
/intelectuales
y
poetas de pueblo con sus vestiduras de magos
y
alquimistas mediocres y bastardos.
Pero no
se vaya, vea nuestro centro turístico.
Al
fuego con él.
Allí
nuestra discoteque.
Al
fuego con ella.
Aquí
nuestro parque y portales.
Al
fuego con ellos.
Allá
nuestros horarios y trabajos.
Al
fuego con ellos.
Al
fuego con las viejas y malas costumbres.
Al
fuego con el engaño.
Necesitamos
un hombre despierto.
Al
fuego con todo.
Al
fuego con todo.
Al
fuego con la promesa.
Pero
que no se vuelva costumbre lanzar la vida al fuego.
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