XI
¿El
amor será al cuerpo
lo que
la contemplación al alma?
¿Ese
sosiego?
¿Esa
intuición
del
todo en el instante?
¿Ese
relámpago en el que
lo real
se revela
acorde
con su eco?
¿La
suspensión fugaz
que
presiente todo,
y todo
lo comprehende?
¿Será
aquel hiato en el fluir del tiempo
el
único hogar y patria verdadera?
Hogar y
patria:
Llamo
así al poseerse,
al
mirarse y verse reflejado
en un
agua
confiable
y serena.
Cuerpo
de luz
Cuerpo
de bien
Hiperbólico
pétalo bogando
entre
una y otra ribera.
¿Y si
no son dos las riberas?
¿Si
todo es uno?
¿Si no
son dos ni uno
sino un
glisando de espejos
hacia y
desde la luz —o el fango?
Cada
estación con su afanoso demiurgo
más
confundido que cruel
obnubilado,
hundido
en el
exceso
de un
reino que ignora y que lo ignora.
Regente,
príncipe y niño —todo a un tiempo,
todo a
destiempo.
¿Y si
no fuera todo más
que un
viaje
por las
edades congeladas de ese príncipe
hacia
la luz —o el fango?
De: "Diario ínfimo"
No hay comentarios:
Publicar un comentario