domingo, 31 de diciembre de 2017

PAULINA VINDERMAN




El Puente



En un instante fragua y se rompe
el puente que va de la sonrisa
al relámpago roto de la ira,
de la loca beatífica que sostiene
como un falo una rosa por el aire
hasta el auto que pasa lento, negro,
patrullando la calle sigilada.
Y ya no hay nexo, línea, mano
que una la dispersión.
Veo volar vidrieras que están quietas
y una infernal granada que derrama
sus glóbulos de sangre.
Veo aventar las plumas del tiempo,
que es un faisán viejísimo,
sobre caras sin énfasis,
armadas contra la visión del delito.
Veo la cerrazón suicida.
Reyes de penas, ápices de un sueño
sumergido, los todavía líricos,
los siempre esperanzados,
los pescadores de otros mares mágicos,
a cada paso dado apartamos los vidrios
y tememos.


No hay comentarios:

Publicar un comentario