[Hipótesis tardías]
Si mi
casa estuviera hecha con palabras no me calcinaría el silencio,
la
humedad y las grietas no serían más que metáforas del frío
que se
alimenta con mis huesos.
Si mi
morada fuera un poema tendría una fuente en la mitad del patio
y las
monedas oxidadas por la memoria de tantos deseos perdidos
no
hablarían en los bolsillos del hambre.
Si la
argamasa de los muros estuviera hecha de aliento incontenible,
si las
vocales llenaran las horas con ese humo que no asfixia,
sería
difícil desprenderse del fuego,
alejarse
cuando el crepitar se hace canto y la luz sube por la garganta:
no
mediarían en la atmósfera los vocablos de la muerte,
no
podría, como ahora, olvidar la manera de respirar.
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