domingo, 14 de enero de 2018

LURIEL LAVISTA


  

La sangre de la vida



Cierra fuertemente los ojos
fuma despacio en aquella pocilga vacía,
consanguínea con el festín de ruidos innombrables.

La obra más marginal
en la que alguien se pregunta menos por la razón
es el último instante posible
de ser todos y no ser nadie.

La duda no carcome, ennoblece
se diferencia abismalmente de toda mediocridad;
la última utopía añorada ya está resuelta
es una vil y contagiosa instrucción mental.

Somos ya lo único de cuanto dependemos
conoces el hampa del hambre,
el humor de la saciedad,
la sinrazón de la belleza,
la náusea de varias columnas del derroche
y la alegría de minar todo recuerdo;
El hocico de la acusación,
la burla de la impotencia,
el amor dado a medias,
la amistad dependiente y nada franca.

La obra más marginal
en la que no se encuentra motivo de pertenencia
es el último pensamiento posible
de acecharlo todo y confundir la nada.





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