Las
grandes espinas disfrazadas de lágrimas
que nos enterraron en el corazón los años,
muelas impúdicas de la mentira organizada,
invasión -desde el subsuelo- de ecuménicos cuarzos;
hacia dónde se dirigen... hacia la rutina y el decreto,
aplanando calles y personas,
y ellas tan aparentemente prósperas, bronceadas por un sol enemigo
jurado del misterio,
en un apiñamiento de sombrillas y vestidos de moda;
caminando vamos, entonces, por la ciudad de costillaje azul,
hija de la aritmética, nieta del laberinto,
y en ella gastamos el suero transparente de la virtud,
el líquido seminal que palpita como un planeta en el vacío;
yo no soy nadie para decir las edades del puente,
para sacar de la alcantarilla al ladrón de legumbres,
sólo me voy mascullando una viejísima lección entre dientes,
y no me da pena abandonar este reino de edificios inútiles.
De: "Destino manifiesto"
que nos enterraron en el corazón los años,
muelas impúdicas de la mentira organizada,
invasión -desde el subsuelo- de ecuménicos cuarzos;
hacia dónde se dirigen... hacia la rutina y el decreto,
aplanando calles y personas,
y ellas tan aparentemente prósperas, bronceadas por un sol enemigo
jurado del misterio,
en un apiñamiento de sombrillas y vestidos de moda;
caminando vamos, entonces, por la ciudad de costillaje azul,
hija de la aritmética, nieta del laberinto,
y en ella gastamos el suero transparente de la virtud,
el líquido seminal que palpita como un planeta en el vacío;
yo no soy nadie para decir las edades del puente,
para sacar de la alcantarilla al ladrón de legumbres,
sólo me voy mascullando una viejísima lección entre dientes,
y no me da pena abandonar este reino de edificios inútiles.
De: "Destino manifiesto"
No hay comentarios:
Publicar un comentario