martes, 11 de junio de 2019

MARISA MARTÍNEZ PÉRSICO





No hay nada que un hombre no le haría a otro
Carolyn Forché


El origen del mar

A Giuseppe




No hubo monedas
que pudieran arrancarme el hambre
de los dientes, pero nunca
fui más feliz que en la inclemencia,
más torpemente feliz que por el aire
de mar y las campanas con su flauta de viento,
no recuerdas ahora, pero aquella
es tu primera canción. 

Calle Princesa. Via Laietana.
Las inglesas borrachas que rompían botellas en la puerta.
El Carrer d’Avinyó donde Picasso con sus putas cubistas.
Las sirenas aladas de Sant Pau.
La Rambla navideña de árboles vestidos.
Jaume I con sus mujeres pintadas de manzanas
celebrando el albedrío sexual.

Santa María del Mar.
El hombre que te dio su pelo.

Si hoy me piden motivos de tu nombre,
no sabría explicar esa ciudad.
Su espuma fugitiva,
la sucinta oración de unas campanas.

Nombrar, también, es despedirse.


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