Prefacio: El amor como deporte olímpico
Cuando veo a cuántas redes de wi-fi se ha
conectado mi teléfono siento que estamos desarrollando una nueva forma de
promiscuidad, inalámbrica. Tantas redes a las que mi equipo se conecta
automáticamente porque ha entrado en ellas alguna vez y las reconoce y
recuerda. Pero cada vez que me conecto pienso: esto es el amor, una red virtual
cifrada y abierta a escala mundial.
Cuando leo mis últimos pensamientos veo que
tengo una obsesión por el amor sin un objeto específico o exclusivo, entonces
pienso: esto es el amor, esto que leo y escribo, la búsqueda del conocimiento,
todo aquello a lo que me conecto… A usted también lector, no olvide dejar
abiertas sus redes domésticas para las rosas telepáticas.
De: “La vida ya superó a la
escritura”
No hay comentarios:
Publicar un comentario