domingo, 2 de febrero de 2020

CARMEN NOZAL





Libertad



Íbamos a tocar el viento
pero salieron a nuestro encuentro árboles
y nos dijeron:
“No se puede tocar el viento con las manos”.
Las manos fueron hechas para tocar el barro.
Para tocar la tinta.
Las hojas fueron hechas para ser tocadas por el viento.


De: Un látigo para domar la lengua


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