martes, 28 de abril de 2020

ANNA VENTURA





Las espigas cruzadas





Lejos, en las estancias de la cebada,
pasan las almas muertas.
El polvo recubre
las espigas de trigo cruzadas,
signo de una fertilidad improbable,
inútil conjuro.
Sobre las camas de hierro el sueño es avaro, difícil la vigilia
‒duras vírgenes miran desde lo alto‒.
Fuera la noche transcurre, triturando el hielo de los viejos tejados.
También mañana será breve el día, ahora que es invierno
y los viejos se sientan junto al fuego con sus grandes manos,
la nieve cubre las casas,
pasa el tiempo sin razón.






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