Las tazas
Como
en los tangos
la
tristeza verdadera
la
tristeza sin vuelta
se
hace propietaria de los inmuebles
pinta
sus paredes
resuena
en las canillas mal cerradas
huele
en las toallas y qué decir de los zapatos
desajusta
las ventanas
le
impide a las puertas el silencio y la suavidad
rechaza
los carteros tardíos
dobla
la punta de las alfombras
y
en cuanto a las tazas, ah las tazas
en
la desierta soledad de la noche se desconchan
la
tristeza las descascara
les
pone el borde áspero
les
reprime su café
y
en consecuencia no hay nada que hacer
hasta
es vano
ponerse
a recordar
sin
siquiera el recuerdo de un amor bien hecho
ni
el recuerdo de una traición insondable:
el
café se pone áspero y duro
a
qué seriedad se puede aspirar así
sin
vajilla
sin
recuerdos
igual
que los niños que no tienen maestra
ni
tienen ama
ni
amor.
De: “Comer y comer”
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