¡Cara y desventurada patria mía!
¡Cara
y desventurada patria mía!
Con
razón barre el polvo tu diadema,
con
razón tu existencia es agonía,
¡con
razón tu destino es anatema!
¿Por
qué no dejas la fatal porfía?
¿Por
qué no abjuras el mortal sistema
de
hacer que el sabio en un rincón se oculte
y
en la inacción su mérito sepulte?
El
brillo de tu gloria vi empañado
por
los traidores que tu seno encierra,
y
vi escupir en tu blasón dorado,
y
vide hollar tu pabellón por tierra.
Más
de un Gobierno, más de un diputado
en
vez de hacerte bien te hicieron guerra
y
quisieron pintar, ¡oh, escarnio crudo!
lagartos
y colmenas en tu escudo.
El
nombre de la patria me enardece
porque
la adoro, estando persuadido
de
ser ella quien menos lo merece
de
cuantas patrias hay, habrá y ha habido.
Mas
como otra no tengo, me parece
que
debo amarla como el ave al nido,
y
a los diablos me doy si considero
que
la quieren vender al extranjero.
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