martes, 20 de octubre de 2020

ALEX FLEITES

   

 


Esperando un tren

 

 


Hemos pasado la vida esperando un tren

Cada mañana vamos a la estación

con banderas y flores y allí nos estamos

hasta que la noche consiente

que las palmas y las nubes

se hagan un mismo mar de oscuridad

Esperamos un tren, nos dijeron nuestros padres

Esperamos un tren, les contestamos a nuestros hijos

cuando nos miran, con estupor u odio,

saltar por años entre los rieles, disponer la música,

engalanar el andén con humildes plantas del país

Al principio recibíamos noticias de su paso

por ciudades y pueblos de enigmáticos nombres,

pero hoy sólo queda la costumbre de atisbar,

la idea lejana de que nuestra vida se reduce

a esperar un tren, el que nos llevará

hacia conocidos parajes

donde mujeres cansadas, hombres taciturnos

y niños con ojos disminuidos por el sueño

aguardan un tren para marchar hacia otra estación

en la que otros esperan por viajar,

con idénticos rostros y ademanes a los nuestros

 

 

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