Anoche, volvió, otra vez, La Sombra;
aunque ya habían pasado...
Anoche,
volvió, otra vez, La Sombra; aunque ya habían pasado
cien
años, bien la reconocimos. Pasó el jardín violetas,
el
dormitorio, la cocina; rodeó las dulceras, los platos blancos
como
huesos, las dulceras con olor a rosa.
Tomó
al dormitorio, interrumpió el amor, los abrazos; los que
que
estaban despiertos, quedaron con los ojos fijos; soñaban,
igual
la vieron.
El
espejo donde se miró o no se miró, cayó trizado. Parecía
que
quería matar a alguno. Pero, salió al jardín. Giraba, cavaba,
en
el mismo sitio, como si debajo estuviese enterrado un muerto.
La
pobre vaca, que pastaba cerca de la violetas, se enloqueció,
gemía
como una mujer o como un lobo. Pero, La Sombra se fue volando,
se
fue hacia el sur. Volverá dentro de un siglo.
De: "Los papeles
salvajes"
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