domingo, 25 de octubre de 2020

ANNA VENTURA


 

 

La nuez

 


 

Durante un concierto

todos se quedaron dormidos;

incluso los jugadores.

Cuando se despertaron todos

miraron su reloj y vieron

que habían pasado tres horas,

pero nadie se atrevió a confesarlo, y mucho

menos los sueños que había tenido.

Solo el niño que había soñado con

ser una nuez

le dijo a su madre y ella

respondió que el sueño más hermoso que

jamás se había tenido.

A la mañana siguiente,

la mujer que limpiaba la habitación

encontró una nuez

debajo de un sillón

y se la guardó en el bolsillo.

Allí su hijo lo encontró, lo tomó, se lo

comió y lo encontró muy bueno.

Esa nuez era la única prenda

que le quedaba al tiempo por tres horas.

Robada a esos nobles espíritus.

Recogida en la sonora cáscara

de un cálido Auditorio,

fue el único objeto

robado del mundo onírico de

un niño por otro niño.





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