La canción del no y el sí
1
Hubo
un tiempo en que creía, cuando aún era inocente,
y lo
fui hace tiempo igual que tú:
quizás
también me llegue uno a mí
y
entonces tengo que saber qué hacer.
Y si
tiene dinero
y si
es amable
y su
cuello está limpio también entre semana
y si
sabe lo que le corresponde a una señora
entonces
diré «No».
Hay
que mantener la cabeza bien alta
y
quedarse como si no pasara nada.
Seguro
que la luna brilló toda la noche,
seguro
que la barca se desató de la orilla,
pero
nada más pudo suceder.
Sí,
no puede una tumbarse simplemente,
sí,
hay que ser fría y sin corazón.
Sí,
tantas cosas podrían suceder,
ay,
la única respuesta posible: No.
2
El
primero que vino fue un hombre de Kent
que
era como un hombre debe ser.
El
segundo tenía tres barcos en el puerto
y el
tercero estaba loco por mí.
Y al
tener dinero
y al
ser amables
y al
llevar los cuellos limpios incluso entre semana
y al
saber lo que le corresponde a una señora,
les
dije a todos: «No».
Mantuve
la cabeza bien alta
y me
quedé como si no pasara nada.
Seguro
que la luna brilló toda la noche,
seguro
que la barca se desató de la orilla,
pero
nada más pudo suceder.
Sí,
no puede una tumbarse simplemente,
sí,
hay que ser fría y sin corazón.
Sí,
tantas cosas podrían suceder ,
ay,
la única respuesta posible: No.
3
Sin
embargo un buen día, y era un día azul,
llegó
uno que no me rogó
y
colgó su sombrero en un clavo en mi cuarto
y yo
ya no sabía lo que hacía.
Y
aunque no tenía dinero
y
aunque no era amable
ni
su cuello estaba limpio ni siquiera el domingo
ni
sabía lo que le corresponde a una señora,
a él
no le dije «No».
No
mantuve la cabeza bien alta
y no
me quedé como si no pasara nada.
Ay,
la luna brilló toda la noche,
y la
barca permaneció amarrada a la orilla,
¡y
no pudo ser de otra forma!
Sí,
no hay más que tumbarse simplemente,
sí,
no puede una permanecer fría ni carecer de corazón.
Ay,
tuvieron que pasar tantas cosas,
sí,
no pudo haber ningún No.
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