Día perdido
Ya
se han ido, dejaron
entrejunta
la hoja a la riente niña.
Ella,
primero, acecha por los nudos,
encendiéndolos.
Ya
retoza
por el cuarto, brinca
en
los lechos vacíos, ríe
entre
las sábanas revueltas, toca
los
objetos y dice mesa, libros, zapatos,
repasando
la página de ayer en su cartilla.
No
me había olvidado, viene,
su
cabello derrama sobre mis ojos. Tras
el
rubio enredo, qué triste mi cuerpo.
Ya
se han ido, a esta hora
hombro
con hombro van. Ya otro
ocupa
mi lugar sin preguntar por mí.
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