lunes, 26 de octubre de 2020

JUAN CLEMENTE ZENEA Y FORNARIS


 

 

En Greenwood

(Camposanto de Nueva York)

 

 

Al lado de estas aguas silenciosas,

en medio de este bosque, en este asilo,

debajo de estas gramas y estas rosas,

es donde quiero reposar tranquilo.

¡Y pronto debo reposar!

Mis días

se tiñen ya de pálidos destellos,

y anuncian mis postreras alegrías

las nieves de la vida en los cabellos.

Mas, ¿qué será si en las nocturnas calmas

salgo a vagar como las sombras suelen,

y en vez de hallar mis quejumbrosas palmas

los sauces sólo de mi afán se duelen?

¡Oh!, ¿qué será si en honda pesadumbre,

sentado a meditar sobre la losa,

suspiro por mi pueblo en servidumbre

y el cielo busco de mi Cuba hermosa?

¡Tormentoso será!

Mas si tardío

nace a brillar el sol de mis anhelos,

cabe la orilla del paterno río

llevadme a descansar con mis abuelos.

Y allí donde mi cuna en hora amarga

al capricho meció voluble suerte,

dejadme al fin depositar la carga

y dormir en el seno de la muerte!

 

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