lunes, 26 de octubre de 2020

MAROSA DI GIORGIO

 

 


Había nacido con zapatos. Rojos, finos, de taco alto...

 



Había nacido con zapatos. Rojos, finos, de taco alto,

que fueron la desesperación de todos los que vivimos juntos

en aquel tiempo.

Y en la cara tenía varias dentaduras, y lentes celestes como

el fuego.

Al pasar, por la tarde, parecía el ángel de la devoración con

pie punzó.

Mas, en realidad, amó la luz solar. Comía guindas, llevándose

una a cada boca.

Y sentía temor y amor hacia el Maestro Tigre que llegaba

en  la noche a buscar doncellas.

Y nunca la eligió.

 

 

De: "La liebre de marzo"

 

 

 

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