domingo, 8 de noviembre de 2020

HAROLD ALVA

 


 

Regresión

 


Yo me cobijaba
En el follaje de sus manos
En su sombra de gigante
Que anunciaba el día
La textura del agua
El graznido de las gaviotas
Que pintaba
La estela de victoria
Sobre los ojos
De quienes todavía esperan
La redención del abismo

 
Caronte aprisionado por los remos
Y el cielo parpadeando
Como un desquiciado
Que desde el más allá
Toma sus manos de gigante
El color de nuestras casas
El grito de los apóstatas
Que solicitan su indulgencia

 
Yo encendía la noche
En sus canciones
Vibraba con el idioma del hacha
Con el ruido de su velocidad
La vida era entonces un milagro
Un aleteo de felicidad
Un niño
En la soledad de la montaña.

 

 

 

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