Rincón
de barrio
Pocilgas:
nidos de hambre, sed y frío. El pan negro y duro temblando en la mano
mugrienta. El hambre a flor de ojos…
Harapos,
hedor, blasfemias agrias, melenas ariscas sobre frentes marchitas.
Chiquillos
que juegan con las penas, el cuerpo enfermo, la mirada huraña. Madres con el
hierro lacerante del dolor en las carnes y la oración sin fe entre los labios.
Hombres aguardentosos, brutales, el alma emponzoñada con sarna de perro.
Entra
la noche en el barrio con luces tibias y la música lejana de un viejo
organillo.
El
dolor se ha hecho saeta en el espíritu. Hambre, sed y frío. Los ecos de ese
abismo de miseria remedan el paso de las cabalgaduras jineteadas por el hambre,
la peste y la muerte.
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