La
verdad
La
verdad está en el horizonte – le respondió su madre.
Entonces
él miró hacia delante y comenzó a caminar.
Al
cabo de una hora se encontró de frente con un caminante y le hizo la misma
pregunta.
El
caminante señaló al frente.
El
niño se giró sobre sus pasos y le acompañó.
Después
de una hora el caminante giró hacia la derecha y le deseó buen viaje.
El
niño siguió solo su camino hasta que se cruzó de lado con otro viajero y le
preguntó
por el horizonte.
El
viajero señaló al frente.
El
niño cambió su rumbo hacia la izquierda y le siguió.
Después
de una hora el viajero giró hacia la derecha y desapareció.
Al
cabo de otra hora ya había anochecido, apenas se veía el horizonte.
El
niño, ya cansado de caminar, se dio la vuelta por donde había venido y pensó:
“Por
hoy el horizonte está en mi casa”.
De: “La
caja china”
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