miércoles, 10 de noviembre de 2021

ENRIQUE WINTER

  

 

Quedarme afuera de mi propia casa justo cuando pensaba construirla

 


Abren cervezas con las cerraduras

de la escuela y yo ni con llave muevo

este cerrojo. Traigo las murallas blancuchas de mi pieza

nada de fotos de mujeres que se despiden y desean suerte,

renunciando a los triunfos conyugales.

Quedarme afuera de mi propia casa

justo cuando pensaba construirla,

cansado y a las dos de la mañana

lo intento y ya ninguna llave gira.

Ninguna llave gira por el frío

que generan los malos ratos: viajar solo y de noche

como en Cacocum, Cuba; de donde me sacaron a piedrazos

cuando salté la reja del que creí el motel y no lo era.

Igual a un detenido: las manos detrás de la nuca,

pero esa sombra forma un ojo. Hablando solo como niño pobre

y decidido como las mujeres que publicitan universidades,

muñecas cuya ropa perdió la hermana de ese niño:

juro que ni embajada ni en su vida

volverá a verme y menos sin frazadas, durmiendo a la intemperie.

Quedarme afuera de mi propia casa y sin el dios a quien le recé al perderme

cuatro horas en bosques del Llanquihue

otro catorce de febrero.


 

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