Amor
marino
La
marea va y viene por el extenso mundo.
Recuerdo que creíamos, en el último junio,
que el temblor, la llamada de un corazón amante,
como el mar, durarían.
Aquí,
los pequeños peces lanzan burbujas, nadan
con el viejo resplandor de la luna
sobre la arena gris, mojada;
pero ya no somos el uno para el otro
más que ese viento que pasa rozándome la mano.
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