Ajedrez
Adelanto
el trabajo. La casilla
blanca, vacía, libre de rivales,
fuerza mi voluntad, mientras la mente
adivina el engaño, sin salvarlo:
planteado el desafío, la derrota
representa la ley, si mal se juega.
Y es ilusión la suerte. La partida
acaso estaba ya dicha y resuelta
antes de comenzarla. ¿Pierde o gana
quien ignora por qué vino al tablero?
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