Ojalá
nazcan con tu perfume las flores
Yo
quería dibujar tu sombra en cada sílaba
para
homenajear aquellas
que
nunca pudiste pronunciar.
Yo
quiero encontrar las palabras
que
supongan la perpetuidad de tus ojos
en
todos aquellos que leen.
Escribir
los versos que describan la manera
que
has tenido de hacerte eterno.
Vivirte
sin prisa, una y otra vez,
en
los poemas
y en
las fotos,
en
los cuentos,
las
certezas
y el
recuerdo de tu felicidad.
Siempre
fuimos más familia
cuando
peor vino el tiempo.
Tú
reblandeciste nuestros corazones
para
que, deshechos,
se
fundieran en uno solo:
más
fuerte,
más
capaz,
más
entero.
El
que hoy nos deja pensarte
y
sonreír.
Aunque
puedo asegurarte
que
en este jardín donde crecen las flores
siempre
caerá una lágrima con tu nombre.
De:
“Lagrimacer o el acto de derramarse”
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