En
la mitad dormida
Sobre
el lienzo marrón de los tejados
apura
la niebla su pereza
y la
mía se rezaga por mis párpados
plomizos,
pesados y entreabiertos.
Volvería
si pudiera yo a envolverme
en
los oscuros telones de algún sueño
donde
no soy ni yo ni lo contrario,
donde
no tengo norte ni gobierno,
vacante
de mis ansias y mis planes,
regresado
así a un punto muerto
donde
todos los principios son posibles
y
todos los finales aplazables.
Quién
sabe qué hay en la mitad dormida,
qué
reino de quimera involuntaria
nos
lleva de los miedos a la euforia,
nos
mece en los divanes de la calma.
Qué
suerte de álter ego alucinado
transita
por los campos de lo absurdo
donde,
a pesar de todos los peligros,
quisiéramos
quedarnos para siempre,
vivir
eternamente al otro lado.
De:
“Coraza de Barro”
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