Sociopatía
La
manecilla y el bisel de mi reloj
marcan
el pulso de la vida.
Mi
pecho lleva el verdugo del tiempo.
Apago
el transportador,
trazo
miradas perplejas en los tripulantes,
la
desesperación se expande en la aeronave,
gestos
abatidos vuelan por las ventanas.
La
endorfina colma mi sangre,
brindo
en una copa grabada
con
el nombre del señor presidente.
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