viernes, 3 de noviembre de 2023

RODRIGO ZÚÑIGA

 


 

 

Esperar

 



Esperar,

el hombre solo sabe esperar,

anclado a un tiempo que no llega,

a una pared que no termina,

a una vida que no empieza

 

Aguarda

 

Como aquel

que para no naufragar más en la noche

deja solo un pie en el piso,

como decir,

un ojo abierto y el otro encendido en el sueño

 

Aguarda

 

Al igual que en los cuentos de aquel ingenio,

a la orilla del río, se repite la misma historia:

el hombre con hambre esperando el hambre de un pez,

de la misma forma

que se abre tantas veces el refrigerador

para constatar

que aún no hay nada,

lo mismo que la última vez,

quizás,

en espera de lo inesperado,

quizás,

porque siempre se espera

en la dirección equivocada

 

Esperás la luz del día,

esperás una fecha, el autobús, el teléfono,

esperás

una llamada que nunca llega,

no importa la llamada, siempre es otro,

será alguna noticia,

el trabajo de tus sueños,

un premio o tan solo una estrella fugaz

 

El deseo se mueve de lugar

 

Esperás,

como cada día de tu infancia,

que el ruido del portón traiga

lo que el mismo ruido se llevó

 

Esperar

es esperar que nada pase,

como quien huye de su propio caballo

montándolo al pelo

 

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