domingo, 10 de agosto de 2025

CHRISTOPHE MANON

 

 


 


Morí en tres ocasiones.

Tres veces mientras recorría

las estrechas calles de Perugia

y atravesaba la Puerta del Sol,

suspendiendo un breve instante mi errancia

para contemplar desde lo alto de las escaleras

en la hora tranquila del crepúsculo el panorama

sobre la ciudad y la campiña circundante,

quedé deslumbrado por bellezas tales

que mi conciencia se desvaneció

fuera de ella misma

a tal punto mi exaltación me había vuelvo sensible

a la gracia y a los esplendores del mundo.

Mi deseo era tan ardiente, mi turbación tan grande,

que tres veces tuve el espíritu quebrado

y fui objeto de un súbito vértigo

que me hizo perder conocimiento ante la vista del cielo

encendido por vivos destellos que se enroscaban

en un torbellino de colores resplandecientes.

Era como si de repente el tiempo

y el espacio ya no tuviesen medida.

Y percibí entonces en mis oídos el eco

lejano de un canto de una inefable dulzura.

Era por así decirlo una lluvia

centelleante de notas de luz parecidas

a los astros que brillan en el firmamento.

 

De: “Puerta del Sol”

Versión de Mariano Rolando Andrade

 

 

 

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