Mujer
A
menudo transparente
en
nuestras memorias narcisistas
este
ser con el bello color del ébano
siempre
ha sabido transformarse en una fuente para todos
nosotros
en
constante competencia con el alba
desprecia
su merecido descanso
para
ir a la fuente
mientras la
espesa sombra asedia los páramos
No
se detiene ante nada
pero
siempre
se
preocupa
por
los suyos
este
ser nunca deja de desafiar los senderos solitarios
y de galvanizar
sus piernas aún tímidas
De
vuelta al halo de las farolas dormidas
después
de tanto ir y venir agotador
canta
el vals de la preparación de los platos
y el
fregado de las ollas
Habiendo
terminado sus alegres platos en compañía del alba oscura
sin
esperar, fleta el navío
de
un
siempre tentador desayuno
matinal humeante
para
su
todavía somnoliento
hogar
Siempre
olvidado en la orilla de la vida
este
ser nunca ha olvidado su grandeza
a pesar
de las numerosas negaciones infames y el
desprecio
de
nosotros
los falócratas que respiramos amargura
Este
ser siempre innombrado
tanto
tiempo
invisibilizado,
cosificado
y sin
embargo, pilar de África
hoy quiero,
por
deber
de memoria, quiero nombrarla: mujer…
Poema
publicado en la antología Chœur
Métis (mayo 2020)
Versión
de Mariela Cordero
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