Viaje
en el Tíbet
Hasta
donde la vista alcanza, vasta tierra
en
donde nunca puedes detenerte.
Si
te detienes, surgen los obstáculos
y te
quedas atrapado en un lugar.
La
hierba echa raíces en las praderas,
los
ratones hacen agujeros en los campos,
la
gente vive en pueblos de los que no llegan noticias.
Debes
ir a buena velocidad,
tener
un rumbo hacia delante y hacia atrás.
Mientras
vas cruzando aquel paisaje solemne,
los
montes imponentes se vuelven lejanos
y
los picos nevados fluyen como las nubes blancas.
Están
vacías las rejas de madera donde secan la cebada al sol.
Ya
es tarde para que nueva gente habite las casas antiguas.
La
vasta tierra sigue al infinito, partida por la carretera
Dos
ojos se abren por separado, a la izquierda y a la derecha.
Siempre
habrá quien no quiera detenerse,
como
el águila que ahora surca el cielo
y
parece una pluma a la deriva.
Del
ciclo V. Tiempo y viajes
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