Las fantasmas de Santa Mónica (fragmento)
VIII
Chunches
nacimos, mamá.
Mamá
Mónica.
Chunches
nacimos entre las piernas
y chunches nos habíamos de morir.
Virtud
del arte, tal vez,
o pena de la astucia;
el
arte sabe descollar en los chunches
que
nítidos llegan a las cuerdas enmohecidas
y
las poesías se empujan por papiros vitrificados,
miran
al cielo, te llaman
irradiados
por la ira, tu sangre,
la
arena que quedó en penumbras
al
alzarse la cruz, y allí estuvimos, mamá, ¿te acuerdas?
¿Te
acuerdas de la espalda de María
corriendo
entre nuestros dedos como esa arena?
No
nos consta qué tanto de igual o distinto
tienen
aquellas nubes a las que hoy
durmieron
en tu mirada.
Mamá,
te esperamos
chapeadas
y taquicárdicas bajo el mediodía,
pero
llegaste tarde a este tu santuario.
Si
nos buscas, podríamos encontrarnos
en
esta Puebla metamorfoseada,
o
entre las pisadas fantasmagóricas
de
nosotras: los chunches nuevos.
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