domingo, 14 de septiembre de 2025

PILAR SANABRIA

 

  

La sonda

 

 

Buscaron un ocre tesoro líquido de oro entre mis piernas

que solamente yo conocía. Una mina ductil con el don de un cofre.

Allí hundieron como alabarderas ese díscolo áspid y fue a ciegas, una tarde en la sala de urgencias, practicaron en mí una decoración de interiores.

En la bolsa dulces flagelos rosas salieron de mí flotando, volviéndose unicornios tornasolados,

peces de grafito que se columpiaron como un misterio. Calma, me decía, este garfio de inquisición cesará, esta fuente amarilla que no mana ahora

es tan solo un modesto pozo trasnochado en duermevela, la doméstica variedad de mi frontera.

Luego, atravesando ese dintel, parecía no estar en mí, haberse enlazado de por vida a la caligrafía de mi vientre.

Parece que obtuvo su parca victoria en aquella guerra civil de mi dolor.

Y como era una sonda, escabel propicio a mi entraña, umbral hacia el gozne nublado de mi escasa borrasca, sacó a bailar a la más fea de mi lluvia

y se abrieron aplaudiendo todos los paraguas de la madrugada.

 

De: “No fue de charol mi otoño de adentro”

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario